El Templo del Diablo - Hotel Misión de los Ángeles Oaxaca

El Templo del Diablo

Esta historia sucede en Cuilapam de Guerrero, en la época colonial. El responsable de que esta leyenda sucediera fue el Fray Domingo de Aguiñaga, que buscaba hacer que su templo creciera en arquitectura, para que sus hermanos pudieran habitar y engrandecerse.

Una noche llegó un carruaje negro a las puertas del templo y se bajó un hombre, de mirada intrigante, que pidió que el mismo Fray lo recibiera. Así fue, y, aunque el Fray desconfió un poco de aquel hombre, lo recibió en su despacho de igual forma, lugar donde se quedaron platicando mucho tiempo. Después del largo tiempo de espera de los novicios, el hombre de negro salió y se dirigió a su carruaje sin decir nada.

Los novicios voltearon a ver al Fray, el que solo dijo con un hilo de voz:

— Después de las doce, no salgan de sus habitaciones, pase lo que pase. ¡Enciérrense!

Ante esta orden, los novicios se quedaron helados, pero decidieron obedecer al Fray Domingo.

A las doce de esa misma noche, pudieron escuchar que varios carruajes se detenían ante la puerta del convento y, cuando estaban a punto de salir, recordaron la orden del Fray, por lo que se quedaron encerrados. Segundos después, los miembros del convento pudieron escuchar que las personas que se habían bajado de los carruajes insultaban a todo lo que tuviera que ver con la religión y, mientras esto sucedía, apilaban piedras en todo el convento. Parecía que lo estaban construyendo.

El canto de un gallo se escuchó cuando estaban a punto de terminar de apilar las piedras y las personas que estaban fuera chillaron terriblemente y se metieron a sus carruajes, huyendo del lugar.

El templo construido por aquellas personas fue la mejor decisión que había tomado el fraile, pero, cuando llegó el momento de su muerte -muchos años después-, decidió confesarles a los monjes lo que realmente había pasado esa noche.

— Esa noche, quien se paró en este templo no era una persona, sino el diablo, que vino a ofrecerse a terminar el templo a cambio de las almas de cada uno de ustedes. Aunque estaba desesperado por terminar el templo, no quería que a ustedes les pasara algo, así que acepté, teniendo en mente que podía engañarlo, y así fue. Cuando estaban a punto de terminar, hice que un gallo cantara, pues el trato había sido que ellos terminarían antes de que el gallo cantara, y ellos se fueron, como pueden recordar.

» El diablo se enojó conmigo por haberlo engañado, y vino a buscarme antes de siquiera tener que irme de esta tierra. Pero ha llegado mi momento, hijos míos, y era tiempo de que ustedes supieran la verdad.

También se dice que, después de tantos años, una sombra se puede ver en las noches, una sombra que deambula por las ruinas de tal templo.

Ahora que vengas a Oaxaca, recuerda no visitar el templo de noche, pues no se sabe qué podría hacer la sombra.

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